Miguel y Ruy son dos niños polluelos que se acurrucan y buscan calor a la hora de dormir. Les tranquiliza dormir al lado de mamá y papá. Lo que no saben es que el sonido de sus respiraciones y su olor a ser humano nuevo son como un bálsamo que cura los más arraigados males.
Me encanta lo del olor a ser humano nuevo. A lo mejor es algo tan simple como el nenuco o cualquier otro efluvio, pero es verdad que son como el campo en primavera que anuncia la reencarnación o la renovación de la especie. El homo novus.
ResponderEliminaryo al principio pensaba que era la colonia, pero son ellos...es su piel nueva con células promesa
EliminarY las siluetas de sus cuerpecitos al lado de las nuestras en total armonía y desarmonía que, hasta la fecha, hacen todas un núcleo férreo de amor.
ResponderEliminarAparte, Alberto, me gusta lo del "homo novus".
síii, a veces hay desarmonia y mucho cachondeo, pero eso también tiene su encanto si no fuera por el cansancio, verdad?
EliminarCreo que por estas fechas se cumplen ya tres años de poesía en la red sin etiquetas. Keep it up !
ResponderEliminarthanks a lot!
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