Mi niño Ruy no duerme a las cinco. Me pide bibi y me cuenta de pupas. Después de darle el dalsy (0.4) acaricio las plantas de sus pies. Son tersas, tibias y suaves. En ese momento de desvelo asimilo la promesa de futuro que se asoma directamente de su piel, de entre sus poros. Mi amor Ruy solo sabe de cariño y ya dormita, mientras su madre sigue trenzando en la rueca de sus pensamientos.
A mi amor miau niño Ruy.
A mi amor miau niño Ruy.
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