Los ochenta en el tarareo reconfortante
tarde/noche-merienda/cena
subidos al bólido blanco luz-lucecitas.
Despedidos nos desdibujamos hacia Málaga
huyendo, sin saberlo y aún intuyéndolo, de Sevilla.
Cómplices en canturreo, estreses, copas y risas
volvemos del curro con cuerpo de falso fin de semana
al calorcito tapizado de esa chapa blanca luz-lucecitas.
Dama del Río, hazme la señal
dame tu mano, que he de cruzar.
Para Víctor, Vanessa y Elena.
Y "Matar un cactus".
ResponderEliminarMe ha encantado.
y yo me voy a empapar tus blogs enteritos...
ResponderEliminarjajajajaja, qué bueno Alicia!!
ResponderEliminarAtrás queda el castillo
ResponderEliminardueño del tijereo
y la dama del castillo
de oros y rizos cabellos.
Atrás los combinados platos
el humo por las bocas
pipí sin luz -yo los mato..-
y por monedas -los mato...- pocas.
genial!
Eliminarpendiente del poema que decías