Briznas de recuerdos. Nostalgias.
Fotos mentales encajadas en el disco duro.
Olores varios. Colores. Sabores.
Saudade.
Torradas con manteiga en Almada.
Excursiones alentejanas,
incursiones al Barrio alto.
Ginjinha a modo de cauterizador.
Hemos paseado como jauría de perros
salvajes
varios lastres por nuestra amada Lisboa.
Hemos subido y bajado nuestros miedos
cual turistas atolondrados en Santa Justa.
Hemos aturdido nuestros fantasmas
con el vihno más verde.
Cuánta vuelta con el punto azul plata,
cuántas calles con el mismo nombre,
faltas de letrero, huérfanas de placas.
Era una ciudad sin rumbo o unos viajeros sin brújula.
Y Ahora, ironía
engañosa memoria, mentiroso el recuerdo.
Tiempo después, languidezco por Lisboa.
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