Lo encuentras cuando menos te lo esperas. Pero sabes qué es a lo que tiende: prefiere lugares húmedos y con umbría y cobijarse entre la pinocha. No hace ascos a un abriguillo de arena del terreno, y gusta de semi-asomarse coqueto entre las agujas con ese color suyo tan provocador.
Eres un níscalo, tu carne a veces es tan consistente como la de un cuadrúpedo, compites con lepistas y boletus con poco éxito, pero...
ese olor a monte y ese naranja tuyo te hacen simplemente irresistible.
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