ingreso en la suite 203
nada de vino, rosas o champán
sábanas rasposas
decoración monacal
en la doscientostres
no hay
espejos de cuerpo entero
minibar
o bañera con jakuzzi
en la doscientostres
y teniendo como ejemplo
al señor Ortega Lara
(excurso: con mis mayores respetos)
verás
enfermeras
auxiliares
y médicos de bata blanca
seguirás la rutina
tratarás de no pensar
actuarás maquinalmente
intentarás evadirte
intentarás reposar
en la doscientostres
con los sueños atados
muy en corto
casi hipotecados
y
constantemente
monitorizados
oímos lamentos
de dolor
lloramos de rabia, añoranza, hartazgo
sufrimos dietas, sarpullidos, medicación
en la doscientostres
en la tensa espera
la esperanza venía
de fuera:
personas conocidas
y desconocidas
me arroparon
guarecieron
empujaron
animaron
en la doscientostres
y después de casi dos meses
me entrené
para el sacrificio
que es
ser madre
Ruy y Miguel son,
ahora,
dos chispas de luz
mocosas y lloronas
que alegran mi día
y entretienen mis noches
ocho meses de zozobra
diazepán
y otras mil cosas
que no puedo
(quiero)
todavía
recordar
dos ratones bonitos
que dicen ajo
(a-ho)
gorgotean
y pegan grititos
(Dedicado al Dr. Herrera y a todo el personal de la planta de alto riesgo del hospital materno-infantil de Málaga. Mis hijos son gracias a su ayuda. Dedicado también a mi madre, por ser mi apoyo en su adversidad y mi ejemplo constante)
No quisiera volver nunca, aunque allí te viera la pasta ferrea con la que estás hecha.
ResponderEliminarhierro por fuera y merengue por dentro
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