No sé por qué escribo,
pero estoy atrapada por las palabras.
Se enganchan en mi pelo,
retumban en mi oído,
se cargan en mi espalda.
Todos me cuentan de ellos
y me sumergen en vidas y en mares.
Me cuentan de ellos y conozco
sus fondos y recovecos, sus honduras.
Las miserias aparecen
en su forma más humana, y son más
asibles, asumibles, comprensibles.
Y ellas dejan de ser lastre diluyéndose,
con las palabras,
en el agua de esos mares.
Y eso es bueno.
No sé por qué escribo,
pero estoy atrapada en tus palabras.
A todas las personas que me confían de si mismas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario